Gestor Cultural y Cineasta
Mauricio Lezama nació en Cali en 1974 y cuando tenía 16 años llegó a Arauca, en el suroccidente de Colombia. Tras formarse como artista plástico, consolidó su liderazgo como gestor cultural y cineasta, hasta llegar a desempeñarse como Consejero Departamental de Cine. Además de acercar a niñas, niños y jóvenes de la región a la producción cinematográfica por medio de la docencia comunitaria, Mauricio lideró en 2015 la realización de la primera muestra de Cine de la Frontera. Se trató de un festival que tuvo lugar en el puente internacional José Antonio Páez y que contó con la asistencia de 400 personas entre colombianos y venezolanos. La principal motivación para llevar a cabo la muestra fue presentar el cine como una herramienta para la construcción de tejido social.
Mauricio estaba enfocado en aportar a la descentralización del cine en Colombia y en abrir escenarios para la producción audiovisual en regiones vulnerables. Motivado por ese sueño, impulsó el proyecto Las Luciérnagas Vuelan en Mayo, un documental corto que narraba la historia de Mayo Villareal, una de las sobrevivientes del genocidio de la Unión Patriótica en el departamento de Arauca. Con el apoyo de su hijo (Tony Villarreal), quien escribió el libreto, participaron en la convocatoria del Fondo Cinematográfico Relatos Regionales del Ministerio de Cultura en 2018, y se convirtieron en los primeros realizadores en ganar la subvención en este departamento.
Mayo Villareal había sobrevivido a un atentado contra su vida en los años 80, en el corregimiento de La Esmeralda. Aunque ella sobrevivió, su esposo fue asesinado por miembros del Ejército Nacional, quienes lo señalaban como colaborador de la guerrilla que operaba en la zona.
Precisamente, en ese corregimiento el 09 de mayo de 2019, Mauricio fue asesinado. En la fecha, Mauricio se encontraba realizando el proceso de casting para el documental. En la tarde ese día, mientras compartía una cerveza con uno de los miembros del equipo de trabajo, testigos afirman que dos personas en motocicleta le propinaron múltiples disparos que causaron su muerte en el lugar del incidente. Su cuerpo permaneció tendido en las calles de La Esmeralda, Arauquita durante más de cuatro horas en las que ninguna autoridad se hizo presente. El levantamiento tuvo que ser realizado por los empleados de la funeraria del corregimiento, una tarea que en razón de las circunstancias esta en manos del Estado, pues solo a través de la recolección de material probatorio es posible avanzar en el esclarecimiento de un hecho de estas características.
De acuerdo con la FLIP, el homicidio fue comunicado de manera inmediata a las autoridades, pero tanto la Fiscalía como el cuerpo de Policía Judicial se negaron a participar en el procedimiento. Según informaron, no tenían las garantías de seguridad ni tampoco el apoyo del ejército o la policía en el corregimiento. Las irregularidades en el levantamiento del cuerpo de Mauricio Lezama, la imposibilidad de recuperar sus pertenencias y recolectar los casquillos de las balas usadas para asesinarlo son parte de los motivos que perpetúan la impunidad en el caso.
Las declaraciones iniciales del gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado, señalaron como responsables a grupos residuales de la extinta guerrilla de las FARC-EP. Sin embargo, miembros del Ejército aseguraron que el responsable sería un cabecilla del ELN, a quien ellos habrían dado de baja días después del asesinato de Mauricio. A pesar de ello, la información fue desmentida por la organización guerrillera, que por medio de un comunicado, negaron su participación.
La falta de claridad sobre los hechos y los responsables ha dado lugar a diversas hipótesis. Entre las que sobresale que, los grupos armados ilegales que operan en la zona consideraban a Mauricio Lezama como un infórmate de la fuerza pública. Es decir que los bandos involucrados en la guerra se señalan unos a otros, tal como sucedió años atrás con Mayo Villareal. El sueño de Mauricio como cineasta, no era otro que el de narrar la historia de Mayo, como testimonio de resiliencia, memoria y paz. No obstante, en una historia que parece repetirse cíclicamente, Mauricio Lezama fue asesinado debido a su propósito de cerrar brechas en las regiones y aportar a la construcción de país desde el arte.
Su hija, en el testimonio recolectado por el proyecto Lez-Ama: Vivir Filmando lo recuerda así:
“Mauricio Lezama era un soñador… yo siempre lo he dicho así, […] para mi fue un soñador que no se quedó con sus sueños […] sino que él los cumplió… y le hicieron falta muchos, pero Mauricio Lezama sudó lo que logró […]” (Laura Lezama, testimonio Lez-Ama: Vivir Filmando, tomado en marzo de 2022).
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